Había una vez hace mucho tiempo, un bosque muy grande, con altos y frondosos árboles y en ellos vivía una mamá cuervo con sus polluelos, todos los días ella iba por la mañana a buscar comida para sus hijos y volvía al medio día... Pero un día, cuando llegó al nido, no escuchó el mensaje de bienvenida de sus hijos, sino que solo encontró silencio por respuesta a sus llamadas, preocupada bajó y se encontró con mamá ardilla y le preguntó:
-Perdone señora ardilla, ¿Ha visto a mis hijos?
y la ardilla le respondió:
-Dígame señora cuervo ¿Cómo son sus hijos? porque ella, hace unos momentos había visto unos polluelos perdidos.
-Mis hijos son 3 preciosos polluelos, con pequeñas plumas que parecen algodón de suaves que son y con un piar dulce que te llega al alma
La ardilla se quedó pensativa y le respondió:
-Pues no señora, no he visto a sus hijos, lo siento.
Continuó caminando y se encontró a mamá conejo con su ristra de conejitos y le hizo la misma pregunta:
-Perdone señora conejo, ¿Ha visto usted a mis hijos?
-Sería usted tan amable de decirme ¿Cómo son sus hijos señora cuervo?
--Mis hijos son preciosos, pequeños y con unos ojos que pierden de tanta ternura.
La señora conejo se quedó pensando, ya que hace un momento había visto unos pajaritos pequeños, pero no coincidía con la descripción de la señora cuervo, así que sin dudarlo le dijo:
-No, no los he visto, lo siento mucho.
Y así se encontró con varios animales mas, hasta que ya cansada y muy preocupada encontró a mamá zorro, que en cualquier otra situación hubiera huido nada mas verla, pues le tenía mucho miedo, pero el amor por sus hijos fue mas fuerte y le preguntó lo mismo:
-Perdone Señora Zorro, he perdido a mis hijos, ¿Los ha visto usted? y la mamá zorro viendo la preocupación de la mamá cuervo y siendo ella misma madre comprendió la situación de mama cuervo y por un momento un miedo iba subiendo por su garganta y le dijo:
- Dígame señora cuervo, ¿Cómo son sus hijos?
La señora cuervo le comenzó a describir a sus hijos:
-Son unos polluelos preciosos, con un plumaje suave y terso, un piar que emociona el solo oírlo y una mirada tierna e inocente, en fin que son los pajaritos mas hermosos del mundo.
La señora zorro suspiró aliviada y le respondió.
-Pues no señora cuervo, no he visto a sus hijos, yo acabo de comerme unos pajarillos pero para nada son sus hijos, pues los bichos que yo me he comido eran unos pajarillos horribles, con unos hojillos saltones,unas plumas ásperas y un graznido infernal, no paraban de graznar y me los comí.
La mamá cuervo, en una mezcla de lamento y llanto gritó: ¡¡Ayyy esos eran mis hijos.!!
Ya que para una madre todos sus hijos son preciosos.
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