En la década de 1950, unos científicos japoneses le dieron batatas a unos monos de Koshima dejándoselas en la playa, a los monos les gustaba el sabor de las batatas, pero no el de la arena, por lo que cuando se las comían hacían muecas y escupían la arena de sus bocas.
Cierto día, uno de los monos aprendió a lavar las batatas y le enseño a los demás.
Cuando aprendieron unos 100 monos –la llamada masa crítica ? a lavar su alimento, de manera repentina todos los monos sin excepción sabían lavar batatas; y para mayor asombro de los científicos, incluso colonias enteras de monos que se encontraban en otras islas a cientos de kilómetros de Koshima, comenzaron a lavar sus batatas sin que nadie se los enseñara.
Fue entonces cuando los científicos llegaron a la conclusión de que cuando un cierto número de seres alcanzan un cierto nivel de entendimiento sobre un nuevo concepto, este concepto se comunica mentalmente entre los individuos de la misma especie.
En este caso el fenómeno fue bautizado como “del Centésimo Mono” y establece que cuando un cierto número de personas gana un cierto estado de conocimiento y lo esconden de los demás, ese conocimiento o concepto permanecerá escondido y no se expandirá a los demás.
Por el contrario, si la comunicación es mentalmente abierta y provee la expansión a todas las personas de un concepto útil, se crea un espacio de conciencia al cual tienen acceso más y más individuos y del cual cada uno puede obtener su propia lección, en concordancia.
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